miércoles, 4 de mayo de 2016

Fuente: http://www.investigacionyciencia.es/noticias/ejercicio-fsico-y-rendimiento-escolar-10006

Ejercicio físico y rendimiento escolar

Los niños que practican ejercicio físico en la escuela presentan un mejor rendimiento académico.
Medicine & Science in Sports & Exercise
Los escolares mostraron un aumento en su capacidad de atención y concentración tras realizar una actividad física.
Las clases de educación física benefician el rendimiento académico de los escolares, en concreto, la capacidad de concentración y de poner atención. «Los maestros de escuela con frecuencia afirman que los alumnos pierden la atención y la concentración», comenta Maria Chiara Gallotta, de la Universidad de Roma y autora del estudio. «Y los elementos clave del aprendizaje, importante durante el desarrollo, son la atención y la concentración», añade. Para descubrir la relación entre el esfuerzo y el rendimiento escolar se basó en las reacciones de un total de 138 niños entre los ocho y once años.

Velocidad y calidad de respuesta
A lo largo de tres semanas, los estudiantes completaron tres sesiones de pruebas cognitivas y de conocimientos de 50 minutos cada una. Antes de la primera prueba, los probandosparticiparon en alguna actividad física (clase de educación física tradicional); antes de la segunda realizaron ejercicios académicos (lección curricular); finalmente, previo a la tercera prueba, desarrollaron una combinación de tareas de esfuerzo físico y mental. En todas las ocasiones se midieron las habilidades de concentración, además de la velocidad con que los niños respondían y la calidad de sus respuestas.
De esta manera, los escolares completaron el test de atención d2, una prueba que permite medir la velocidad de procesamiento, la atención selectiva y la concentración mental mediante una tarea consistente en llevar a cabo una búsqueda selectiva de estímulos relevantes.

Esfuerzos distintos, resultados diferentes
Los resultados mostraron que el tipo de esfuerzo que habían realizado los escolares antes de la prueba de medición variaba su capacidad de atención y concentración. Así, los niños mostraron un mejor rendimiento tras la actividad física (un aumento del 10 por ciento en la velocidad de procesamiento) o la actividad académica (con un incremento del 9 por ciento), pero rindieron menos en el tercer supuesto, es decir, cuando se combinaban tareas físicas y mentales (el aumento en las puntuaciones del test de atención apenas era del 4 por ciento).
De forma similar, los participantes mejoraron su capacidad de concentración si antes habían desarrollado solo actividades mentales o físicas (un 13 y 10 por ciento, respectivamente). Cuando se combinaron ambas tareas, la mejoría de los resultados apenas alcanzó un 2 por ciento. Los autores señalan que las puntuaciones más bajas podrían deberse a un aumento del estrés en los niños al pedirles que ejercitaran su cerebro y su cuerpo de forma simultánea.
Según Gallotta, los hallazgos sugieren que distintos tipos de esfuerzo pueden beneficiar el rendimiento cognitivo inmediato de los escolares, por lo que recomienda aumentar la oferta de educación física en las escuelas.
Más información en Medicine & Science in Sports & Exercise
Fuente: HealthDay / Medicine & Science in Sports & Exercise

Importancia del ejercicio físico en la educación




FUENTE: Jesús C. Guillén. Recuperado el 4 de mayo de 2016 de https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/09/18/importancia-del-ejercicio-fisico-en-la-educacion/

Las enfermedades cardiovasculares en las sociedades occidentales, en las que existe una alta incidencia del sedentarismo, representan la primera causa de muerte. Está bien documentado que una actividad física moderada aumenta la protección contra este tipo de enfermedades y aporta, además, grandes beneficios a nivel muscular, óseo o pulmonar. A nivel cerebral, diversos estudios con animales (especialmente ratones) y adultos, principalmente de la tercera edad, han demostrado la influencia positiva de la actividad física regular sobre la memoria y el aprendizaje. En el caso de personas con edades avanzadas, promueve la reducción del riesgo de demencia y en la enfermedad de Alzheimer retrasa el deterioro de los procesos cognitivos.
Otros estudios  han demostrado que el ejercicio físico  produce una activación de la neurogénesis en el giro dentado del hipocampo, una región cerebral fundamental en los procesos de consolidación de la memoria y el aprendizaje y, además, se ha comprobado un incremento de su volumen.
En el siguiente artículo, nos centramos en estudios recientes que resultan novedosos  porque analizan los efectos positivos del ejercicio físico (principalmente aeróbico) sobre los procesos cognitivos en la infancia y en la adolescencia, lo que conlleva importantes implicaciones educativas.

Ejercicio físico en la infancia

En un estudio con 20 estudiantes de nueve años (8 niñas y 12 niños) se evaluaron los efectos del ejercicio físico moderado sobre la atención1. El procedimiento experimental comparaba dos sesiones diferentes: Un día los participantes debían caminar durante 20 minutos  en una cinta de correr, a un ritmo moderadamente alto, seguido de unos tests cognitivos en los que tenían que mostrar autocontrol. Estas pruebas (flanker tasks)2 consistían en determinar incongruencias que aparecían en una pantalla pulsando un botón, es decir, tareas de discriminación de estímulos. Otro día, los estudiantes se sometían a los mismos tests pero, en esta ocasión,  después de un periodo de 20 minutos de descanso. En ambos casos, se registraba la actividad cerebral mediante electroencefalogramas al realizar las tareas.
Los análisis demostraron que el rendimiento de los estudiantes  en las pruebas cognitivas era mejor tras la sesión de ejercicio físico, especialmente cuando las tareas eran más complejas. Los niños invertían menores tiempos de reacción en la identificación de las figuras y mayor precisión en las respuestas que tras la sesión de reposo. Además, se midieron señales mayores en los potenciales cerebrales relacionados con las actividades realizadas, en concreto unos potenciales relacionados con los procesos atencionales.
En un intento de los investigadores por aproximar estas pruebas a situaciones de aprendizaje reales en el aula, realizaron una serie de tests relacionados con la  lectura, la ortografía y las matemáticas. Los resultados volvieron a ser mejores en la sesión que siguió al ejercicio físico, especialmente la prueba de lectura (ver figura 1).
Fig 1. Resultados obtenidos en las pruebas de comprensión lectora, ortografía y aritmética. En negro los resultados tras la sesión de ejercicio físico y en blanco después de la de reposo.
Este estudio y alguno más del mismo grupo de investigación3 demuestran la importancia de la actividad física en la infancia al mejorar la capacidad de atención y, con ello, el rendimiento académico.

Ejercicio físico en la adolescencia

Se realizó un estudio longitudinal con más de un millón de jóvenes suecos (1.221.727) nacidos entre los años 1950 y 1976.4 Una muestra tan grande posibilitó la existencia de gran cantidad de hermanos y gemelos (en concreto 1432 pares de gemelos monocigóticos) y ello permitió,  aunque el estudio era sobre la influencia de la actividad física sobre las habilidades cognitivas, analizar la influencia de factores ambientales y genéticos sobre la inteligencia.
El estudio consistía en comparar datos correspondientes a los 15 años, 18 años y entre los 28 y 54 años de edad. En concreto, se recogieron datos sobre el estado físico y la inteligencia de los participantes a los 18 años de edad durante las pruebas de reclutamiento del servicio militar. Las pruebas físicas aeróbicas o cardiovasculares se realizaron en un cicloergómetro, una especie de bicicleta estática en la que se realizan las pruebas de esfuerzo, mientras que las anaeróbicas o de fuerza muscular consistían en mediciones al realizar extensiones de cuádriceps o flexiones de bíceps. Los tests de inteligencia medían las capacidades lógicas, verbales o visuoespaciales. Todos estos datos se compararon con los logros académicos, la situación socioeconómica y la ocupación laboral años después.
Los resultados demostraron que la resistencia cardiovascular (y no la fuerza muscular) a la edad de 18 años está asociada con la capacidad intelectual.
En las representaciones anteriores observamos el crecimiento de la inteligencia global (A), la inteligencia lógica (C) o la verbal (D) en relación al aumento de la resistencia cardiovascular (eje horizontal). Las mejoras documentadas del hipocampo y del lóbulo frontal, como consecuencia de la realización de actividad física, explicaría las mejoras en el razonamiento lógico y verbal pues se considera que intervienen en estos procesos. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la fuerza muscular (B) en donde observamos que cuando aumenta se estabiliza la inteligencia. El ejercicio aeróbico hace que el cerebro reciba más oxígeno y funcione mejor junto a unos pulmones y corazón fuertes y sanos.
El análisis de los datos obtenidos en la edad adulta no sólo sugieren que las mejoras físicas entre los 15 años y los 18 años de edad predicen la capacidad intelectual a los 18 años sino que el nivel de resistencia aeróbica o cardiovascular durante la adolescencia guarda una relación directa y positiva con el nivel socioeconómico y los logros académicos en la edad adulta (mejores empleos y mayor probabilidad de obtener títulos universitarios).
El análisis de los gemelos también mostró una relación directa entre la resistencia aeróbica y la inteligencia, es decir, una influencia clara sobre la misma de los factores ambientales, en este caso el ejercicio físico.

Implicaciones educativas

Los distintos estudios realizados han clarificado los efectos positivos que conlleva la actividad física regular. Recapitulemos alguno de estos efectos académicos:
-El hecho de que aumente el volumen del hipocampo y el número de neuronas en la misma región cerebral, implica que el ejercicio físico promueve la neuroplasticidad y la neurogénesis, es decir, facilita la consolidación de la memoria a largo plazo (potenciación a largo plazo, PLP) y un aprendizaje con mayor eficiencia.
-El ejercicio físico no sólo aporta oxígeno al cerebro que facilita su funcionamiento óptimo sino que, además, genera una respuesta hormonal y de determinados neurotransmisores, como la noradrenalina y  la dopamina, que son compuestos químicos que desarrollan un papel muy importante en los procesos atencionales5. En concreto, cuando estamos distraídos los niveles de noradrenalina suelen ser bajos, mientras que la dopamina es fundamental en el control de la atención y en la potenciación a largo plazo.
– Sabemos que la actividad física  mejora el estado de ánimo, puede actuar como antidepresivo y reduce el estrés. Ya sabemos los efectos negativos de la indefensión aprendida, muchas veces generada por creencias propias pesimistas. Hemos comentado en muchas ocasiones la importancia de que nuestros alumnos puedan desenvolverse en climas emocionales positivos y sosegados que les permitan tomar decisiones adecuadas.
La pregunta inmediata que nos planteamos es ¿cómo integrar la actividad física en el currículo?
 Si sabemos que la capacidad de los niños para estar atentos se incrementa después de una sesión de ejercicios físicos no muy prolongada (en torno a 20 minutos), colocar las clases de educación física al final de la jornada, como se acostumbra a hacer muy a menudo, resulta contraproducente. Además, el tiempo dedicado a estas clases parece claramente insuficiente.  Asimismo, se deberían potenciar zonas de recreo al aire libre que permitan la actividad física voluntaria y descansos regulares que propicien hacer ejercicio durante la jornada escolar, todo en beneficio de una mejor salud física, mental y académica.
La prestigiosa neurocientífica Sarah-Jayne Blakemore explica que un pequeño estudio que se llevó a cabo en Inglaterra demostró que los niños que dedicaron sólo 5 minutos a realizar ejercicios sencillos (como agitar los brazos o saltar sin desplazarse) antes de la clase mejoraban su rendimiento6. La motivación les hacía asimilar conceptos de forma más eficaz que cuando no realizaban los ejercicios. En la misma línea, Tomás Ortiz sugiere la realización de una serie de ejercicios antes de empezar la clase, algo parecido al calentamiento realizado antes de una práctica deportiva7. Estos ejercicios permitirían a los niños no sólo mejorar su rendimiento,  sino también predisponerlos física y psicológicamente para la actividad que vayan a realizar, fomentando una mayor motivación y atención hacia la misma.
La enseñanza que tenga en consideración la actividad cerebral ha  de fomentar enfoques interdisciplinares que incluyan el movimiento y la actividad física. Nuestra salud física y mental lo requiere.

Jesús C. Guillén

1 Hillman, C. H. et al., “The effect of acute treadmill walking on cognitive control and academic achievement in preadolescent children”, Neuroscience 159, 2009.
3 Hillman C. H. et al., “Aerobic fitness and cognitive development: event-related brain potential and task performance indices of executive control in preadolescent children”, Developmental Phychology 45, 2009.
4 Aberg M. et al., “Cardiovascular fitness is associated with cognition in young adulthood”, PNAS, 2009.
5 Para más información:
6 Blakemore, Sarah-Jayne;  Frith, Uta, Cómo aprende el cerebro, las claves para la educación, Ariel, 2011.
7 Ortiz, Tomás, Neurociencia y educación, Alianza Edtorial, 2009.

Research Articles on the Benefits of Physical Education

  • Sixty Minutes of What? A Developing Brain Perspective for Activating Children with an Integrative Exercise Approach. Meyer, G., Faigenbaum, A., Edwards, N., Clark, J., Best, T., & Sallis, R. (2015). British Journal of Sports Medicine: “Children who do not participate regularly in structured motor skill-enriched activities during physical education classes or diverse youth sports programmes may never reach their genetic potential for motor skill control which underlies sustainable physical fitness later in life.”
  • A Physical Education trial improves adolescents' cognitive performance and academic achievement: the EDUFIT study. Ardoy, D. N., Fernández-Rodríguez, J. M., Jiménez-Pavón, D., Castillo, R., Ruiz, J. R., & Ortega, F. B. (2014). Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, 24(1), e52-e61: “Increased PE can benefit cognitive performance and academic achievement. This study contributes to the current knowledge by suggesting that the intensity of PE sessions might play a role in the positive effect of physical activity on cognition and academic success.”
  • Active Education: Physical Education, Physical Activity and Academic Performance. Trost, S. (2009). Active Living Research: “This research shows that children who are physically active and fit tend to perform better in the classroom and that daily physical education does not hurt academic performance.”
  • An Evaluation of the Relationship between Academic Performance and Physical Fitness Measures in California Schools. Singh, S. & McMahan, S. (2006). California Journal of Health Promotion, 4(2), 207-214: “Simple correlation coefficients revealed a positive linear relationship between academic scores and physical fitness scores. The interview with the teachers revealed that most of the 10 lowest scoring schools did not have a designated physical education teacher. All of the 10 highest scoring schools had designated physical education teachers and followed the physical education guidelines recommended by the California Education Board.”
  • Do the Duration and Frequency of Physical Education Predict Academic Achievement, Self-concept, Social skills, Food consumption, and Body Mass Index? (2014). Simms, K., Bock, S., & Hackett, L. Health Education Journal, 73(2), 166-178: “Even at the low ‘dosages’ reported, physical education is associated with improved mental health, dietary choices, and academic achievement.”
  • Educating the Student Body: Taking Physical Activity and Physical Education to School. Institute of Medicine of the National Academies (2013): "Educating the Student Body makes recommendations about approaches for strengthening and improving programs and policies for physical activity and physical education in the school environment. This report lays out a set of guiding principles to guide its work on these tasks. These included: recognizing the benefits of instilling life-long physical activity habits in children; the value of using systems thinking in improving physical activity and physical education in the school environment; the recognition of current disparities in opportunities and the need to achieve equity in physical activity and physical education; the importance of considering all types of school environments; the need to take into consideration the diversity of students as recommendations are developed."
  • Enrollment in Physical Education is Associated with Health-Related Behavior Among High School StudentsTassitano, R., Barros, M., Tenório, M., Bezerra, J., Florindo, A., & Reis, R. (2010). Journal of School Health80(3), 126-133: "Physical education (PE) plays a critical role in the healthy development of youth; however, the influence of PE classes in helping to provide students with health-related behavior patterns is not clear. This study aims to analyze whether participation in PE classes is associated with health-related behavior among high school students. Findings suggest that higher levels of enrollment in PE classes could play a role in the promotion of health-related behaviors among high school students."
  • Is There a Long-Term Health Legacy of Required Physical Education? Trudeau, F., & Shephard, R. (2008). Sports Medicine38(4), 265-270: "This article documents current literature on the potential long-term effects of school physical education on various outcomes in adults. In order to expose children to such a wide choice of physical activities, more time should be allocated to physical education instruction."
  • Motor Skills and School Performance in Children with Daily Physical Education in School - A 9-year Intervention Study. Ericsson, I., & Karlsson, M. K. (2014). Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, 24(2), 273-278: “Daily PE and adapted motor skills training during the compulsory school years is a feasible way to improve not only motor skills but also school performance and the proportion of pupils who qualify for upper secondary school.
  • Physical Education and Academic Achievement in Elementary School: Data From the Early Childhood Longitudinal Study. Carlson, S., Fulton, J., Lee, S., Maynard, L., Brown, D., Kohl III, H., et al. (2008).  American Journal of Public Health98(4), 721-727: "This study examined the association between time spent in physical education and academic achievement in a longitudinal study of students in kindergarten through fifth grade. Among girls, higher amounts of physical education may be associated with an academic benefit. Physical education did not appear to negatively affect academic achievement in elementary school students. Concerns about adverse effects on achievement may not be legitimate reasons to limit physical education programs."
  • Physical Education and Academic Performance in Urban African American Girls. Shen, B. (2015). Urban Education: “Findings suggest that besides the contribution to health promotion, African American girls’ participation in physical education may facilitate academic performance.”
  • Physical Education and Sport in Schools: A Review of Benefits and Outcomes. Bailey, R. (2006). Journal of School Health, 76(8), 397-401: "This paper explores the scientific evidence that has been gathered on the contributions and benefits of physical education and sport (PES) in schools for both children and for educational systems. Research evidence is presented in terms of children’s development in a number of domains: physical, lifestyle, affective, social, and cognitive. The review suggests that PES have the potential to make significant and distinctive contributions to development in each of these domains."
  • Physical Education in Kindergarten Promotes Fundamental Motor Skill Development. Lemos, G., Avigo, E., & Barela, J. (2012). Advances in Physical Education, 2(1),17-21: "These results demonstrated that regular physical education, composed by structured practice, ministered by a specialist promote gross motor development of children even at young age such as in kindergarten."
  • Physical Education, Obesity, and Academic Achievement: A 2-Year Longitudinal Investigation of Australian Elementary School Children. Telford, R. D., Cunningham, R. B., Fitzgerald, R., Olive, L. S., Prosser, L., Jiang, X., & Telford, R. M. (2012). American Journal of Public Health, 102(2), 368-374: “The attenuated age-related increases in percentage of body fat and enhanced numeracy development among elementary school children receiving PE from specialists provides support for the role of PE in both preventive medicine and academic development.”
  • Physical Fitness in Children with High Motor Competence is Different from that in Children with Low Motor Competence. Haga, M. (2009). Physical Therapy89(10), 1089-1097: "This study examines how physical fitness developed over time in 2 groups of children: those with a low level of competence in motor skills (low motor competence [LMC]), and those with a high level of competence in motor skills (high motor competence [HMC]). Children with LMC are likely to have poor physical fitness compared with children with HMC. The differences in physical fitness outcomes between the groups were relatively constant over time."
  • The Association Between School-Based Physical Activity, Including Physical Education, and Academic Performance. CDC (2010): "The purpose of this report is to synthesize the scientific literature that has examined the association between school-based physical activity, including physical education, and academic performance, including indicators of cognitive skills and attitudes, academic behaviors, and academic achievement."
  • The Impact of Physical Education on Obesity among Elementary School Children. Cawley, J., Frisvol, D., & Meyerhoefer, C. (2013). Journal of Health Economics“This paper measures that effect by instrumenting for child PE time with the state's mandated minimum number of minutes of PE, using data from the Early Childhood Longitudinal Study, Kindergarten Cohort (ECLS-K) for 1998-2004. This represents some of the first evidence of a causal effect of PE on youth obesity, and thus offers at least some support for the assumptions behind the CDC recommendations. We find no evidence that increased PE time crowds out time in academic courses or has spillovers to achievement test scores.”
  • The Relationship Between School Performance and the Number of Physical Education Classes Attended by Korean Adolescent Students. Sang-Yeob, K., & Wi-Young, S. (2012). Journal of Sports Science & Medicine, 11(2), 226-230: “It was concluded that attending >3 PE classes per week was positively correlated with improved school performance and that attending <3 PE classes per week was negatively correlated with school performance in Korean adolescent students." 
- See more at: http://www.supportrealteachers.org/research-articles-on-the-benefits-of-physical-education.html#sthash.kTorI76S.dpuf


Información recuperada el 4 de mayo de 2016 de http://www.supportrealteachers.org/research-articles-on-the-benefits-of-physical-education.html
 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Investigación sobre espectadores de fútbol



La Nueva España, 28 de febrero de 2016. Suplemento Siglo XXI, página 3

 La ira del hombre-hincha: problema de aumento de la testosterona y de elevada identificación con el equipo

 

Los hombres reaccionan al fútbol como espectadores de manera mucho más agresiva que las mujeres y, además, son mucho más proclives que ellas a justificar acciones violentas o fuera de la norma. Es decir,  el fútbol reduce a ellos más que a ellas el nivel de “funcionamiento moral”. Estas afirmaciones, muy acordes con la realidad que se observa en las gradas, son algunas de las que contiene la investigación realizada por el ovetense Alejandro Carriedo dentro de su tesis doctoral, leída en la Facultad de Formación del Profesorado y Educación. Tras un estudio con 332 estudiantes de la Universidad de Oviedo, este joven asturiano constató, a través de una combinación de test psicológicos y mediciones estadísticas, que hay una clara diferencia de género cuando se trata de reaccionar a los partidos de fútbol. 




El estudio de Carriedo concluye que la agresividad del espectador de fútbol es mayor cuando están viendo un partido que en la vida cotidiana. A priori, al menos entre los sujetos analizados, los niveles de agresividad eran equiparables entre hombres y mujeres. Si acaso, sólo se pudo comprobar que los hombres manifestaban una tendencia mayor a la agresión física que ellas. Pero esa igualdad general se rompe ante la visión de un partido de fútbol. La reacción no es la misma entre hombres y mujeres. En los hombres se disparan los niveles de agresión verbal y de ira. Son más proclives a insultar al árbitro o a los rivales cuando están en la grada. No obstante, eso no quiere decir que tengan más facilidad para llegar a las manos cuando están en el campo pues, según el estudio, la tendencia a la agresión física es la misma que manifiestan en su vida cotidiana. Los resultados de la tesis de Carriedo coinciden con los que ya constató en 2011 el Consejo Superior de Deportes: el 40% de los deportistas reconoció que tanto sus familiares como el público insultaban al árbitro. Y de este 40% de deportistas, la mitad se sentía agradada ante estas situaciones.
Con las mujeres, en cambio, no ocurre lo mismo. El balón no las enciende tanto. Los niveles de agresión física, verbal o de ira –es decir sus ganas de pelearse, insultar o las dificultades para controlar su genio- son equiparables a los que manifiestan en el día a día. Es más, los niveles de hostilidad de las mujeres son más bajos cuando están viendo el fútbol que los que manifiestan en la vida cotidiana. Por “hostilidad” se entiende la sensación desatada, por ejemplo, por la sospecha de que otros puedan estar criticándola o actuando en su contra.
¿Cuál es la explicación de esta diferencia de género como espectador futbolístico? “Esto podría sugerir que los hombres se involucran más en la dinámica del fútbol, quizás, debido a que las noticias del fútbol femenino tienen menor difusión en los medios de comunicación, o bien, y como posible consecuencia de la anterior, porque los hombres practican más este deporte y se identifican más con su equipo”, indica Carriedo en su tesis. También hay otro factor: las hormonas.  Sustentándose en diversos estudios, el autor del estudio indica que la visualización de partidos de fútbol importantes causa un aumento de los niveles de testosterona y cortisol, y que ese incremento era mayor en los espectadores jóvenes y en los que manifestaron ser más aficionados. Y añade: “Estos resultados son muy interesantes porque los niveles de testosterona y de cortisol se han asociado con las percepciones hostiles y amenazantes de las personas”.
El estudio que sustenta esta parte de la tesis se hizo con 168 estudiantes varones y con 164 mujeres de la Universidad de Oviedo. Las edades oscilaron entre los 18 y los 36 años. De media, todos los participantes consumían 1,43 partidos de fútbol a la semana, tanto por la televisión como en el campo. La media en los hombres era de 2,06 partidos semanales y en las mujeres de 0,79 partidos. La investigación trataba de explorar qué ocurría en el lado del espectador, pues el análisis de sus procesos morales durante el visionado de deportes era una orilla hasta entonces inexplorada. Distintos trabajos previos indicaban que, en los deportistas, cuanto mayor era el tiempo de implicación en el deporte, más reducido era el nivel de funcionamiento moral. Dicho de otra manera, con mayor facilidad justificaban determinadas conductas antisociales (como lesionar a un rival) como parte de la competición o, incluso, más se llegaban a valorar éstas como necesarias para conseguir la victoria. Además, no se consideraban agresivas. ¿Pero con los espectadores se repetía el mismo esquema? La tesis de Carriedo concluye a que sí hay una correlación. Eso sí, no es igual en los hombres que en las mujeres. Ellos se toman el balón mucho más a pecho.

Fuente: Lagar, E. (2016, 28 de febrero). La ira del hombre-hincha: problema de aumento de la testosterona y de elevada identificación con el equipo. La Nueva España, Siglo XXI, p 3. 


martes, 14 de enero de 2014

Le Educación Física ayuda a los niños con TDAH

Tal como desprende esta reciente revisión bibliográfica, el ejercicio físico es muy beneficioso para la población en general, pero puede ser además una herramienta muy valiosa en la lucha contra el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Esta revisión ha encontrado que el ejercicio físico mejora varios procesos que parecen dañados en los niños con TDAH, ayudándoles en sus problemas físico-motrices, cognitivos y sociales.  Ayudándoles incluso a mejorar su rendimiento académico.

El TDAH está causando muchos problemas a nivel personal, familiar y académico. Se piensa que su etiología es multifactorial, de probable base orgánica, en la que influyen factores neurológicos, genéticos, hormonales y ambientales. Sus síntomas principales son desatención, hiperactividad e impulsividad, aunque con mucha frecuencia también aparecen trastornos de la conducta. La motricidad y las interrelaciones personales también suelen estar afectadas. Según varias fuentes, su tratamiento debería ser farmacológico, con intervenciones conductuales y psicoeducativas.

Estudios recientes sugirieren que la actividad física podría ayudar a reducir los síntomas básicos del
TDAH. También indican que el ejercicio físico puede influir positivamente en la función ejecutiva, en el control inhibitorio, en el rendimiento neurocognitivo, en el comportamiento, en la motricidad, en el ámbito social, y en el rendimiento académico de los niños con TDAH.

Las conclusiones son prometedoras y sugieren que la actividad física puede ser un complemento eficaz en el tratamiento multidimensional de niños con TDAH.
Estos resultados justifican la presencia de la Educación Física en el currículo educativo, así como de la conveniencia de aumentar su carga lectiva.

 Fuente:
    - Carriedo, A. (2014). Benefits of Physical Education in Children Diagnosed with Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD). Journal of Sport and Health Rersearch, 6(1), 47-60.
    "Beneficios de la Educación Física en alumnos diagnosticados con Trastorno por Défict de Atención con Hiperactividad (TDAH)"
    http://www.journalshr.com/index.php/issues/52-vol-6-n1-january-april-2014/184-carriedo-a-2014-beneficios-de-la-educacion-fisica-en-alumnos-diagnosticados-con-trastorno-por-deficit-de-atencion-con-hiperactividad-tdah-journal-of-sport-and-health-research-6147-60

sábado, 2 de noviembre de 2013

El ejercicio de moderado a vigoroso incrementa el rendimiento académico de los adolescentes

 Practicar ejercicio entre moderado y vigoroso mejora el rendimiento académico de los adolescentes, en particular, el de las niñas en materias relacionadas con la ciencia, según revela una investigación publicada en la edición digital de la revista 'British Journal of Sports Medicine'. Las mejoras se mantuvieron a largo plazo, con los resultados apuntando a un efecto dosis-respuesta, es decir, que cuando se practicó un ejercicio más intenso, mayor fue el impacto en los resultados de las pruebas.Niños Fútbol Fundación Marceta
   Si es confirmado por investigación adicional, esto podría tener implicaciones para la salud pública y las políticas de educación, dicen los autores. Estos expertos basron sus hallazgos en una muestra representativa de casi 5.000 niños que eran parte de un estudio de niños de los años 90, conocido como 'Estudio Avon Longitudinal de Padres e Hijos (ALSPAC)', en el que se realizó un seguimiento de la salud a largo plazo de alrededor de 14.000 niños nacidos en Reino Unido entre 1991 y 1992 en el suroeste de Inglaterra.
   La duración y la intensidad de los niveles de actividad física diaria de los niños fueron medidas por periodos de entre tres y siete días, cuando tenían 11 años de edad, utilizando un dispositivo llamado acelerómetro, que mostró que el número medio diario de minutos de ejercicio moderado a vigoroso en los niños de 11 años era de 29 para los varones y 18 para las niñas, mucho menos que los 60 minutos recomendados.
   Posteriomente, se evaluó el rendimiento académico de los niños en inglés, matemáticas y ciencias formalmente con pruebas nacionales obligatorias a las edades de 11, 13 y 15/16 años. Se ajustaron los resultados teniendo en cuenta los factores que pueden influir en el logro académico, como el peso al nacer, la edad de la madre en el parto, la ingesta de pescado azul y el tabaquismo durante el embarazo, si el niño había llegado a la pubertad, el peso actual y los factores socioeconómicos.
   El análisis mostró que a la edad de 11 años, un mejor rendimiento académico en los tres temas se relacionó con la cantidad de actividad física de moderada a vigorosa realizada y que la actividad física beneficia, particularmente, el rendimiento de las niñas en la ciencia. El rendimiento académico a la edad de 13 años se relacionó de forma similar con la cantidad moderada de ejercicio vigoroso que los alumnos habían tenido a los 11 años .
   A la edad de 15/16, los resultados de los exámenes también mostraron un vínculo con la práctica de ejercicio, con un incremento en el rendimiento por cada 17 minutos adicionales al día (niños) y 12 minutos/día (mujeres) de ejercicio más intenso que a los 11 años. Igualmente, hubo mejores resultados en ciencia para las niñas.
 
Fuente:
 
-Booth, J. N., Leary, S. D., Ness, A. R., Tomporowski, P. D., Boyle, J. M., & Reilly, J. J. (2013). Associations between objectively measured physical activity and academic attainment in adolescents from a UK cohort. Br J Sports Med, 0, 1-7. doi:10.1136/bjsports-2013-092334
 

domingo, 6 de octubre de 2013

Los estudiantes en buena forma física sacan mejores notas

Según un estudio reciente de la Universidad de Malmö (Suecia), cuanto más clases de educación físicase imparten en el colegio y el instituto, mayores son tanto las habilidades motoras de los estudiantes como su capacidad de aprendizaje. Y eso implica que obtiene mejores notas. En concreto, experimentos con 220 estudiantes a los que se realizó un seguimiento revelaron que los estudiantes que durante 9 años consecutivos asistieron a clases de educación física cinco horas a la semana, obtuvieron mejores notas en Lengua, Inglés y Matemáticas que el resto de sus compañeros, que recibían una o dos clases semanales. A lo que se suma que mejoraban su equilibrio y coordinación, y prácticamente todos (un 96%) aprobaban el curso en el año que les correspondía.

Por otro lado, científicos de la Universidad Estatal de Michigan demostraron el año pasado que los estudiantes con mejor forma física responden mejor a los tests de conocimientos básicos, obtienen mejores resultados académicos y llevan mejores notas a casa. "Ya se había comprobado que los chavales que practican ejercicio físico es más probable que estén en forma al llegar a adultos", explica James Pivarnik, coautor del estudio que publicaba la revista Journal of Sports Medicine and Physical Fitness. "Y ahora sabemos que la buena forma física también conduce a mejores resultados académicos, de lo que podemos deducir que mantenerse en forma y tener éxito van de la mano", añade.

Fuente:

- Coe, D., Pivarnik, J M., Womack, C. J., Reeves, M J., Malina, R. M. (2012). Health-related fitness and academic achievement in middel school students. The journal of Sports Medicina and Physical Fitness. 52(6), 654-660. 

http://www.muyinteresante.es/salud/articulo/los-estudiantes-en-buena-forma-fisica-sacan-mejores-notas-611370849891?utm_source=twitter&utm_medium=socialoomph&utm_campaign=muy-interesante-twitter01